Tengo miedo
a que me roben el poema.
No de la cabeza, ni del libro.
A que lo saquen del bolsillo
junto con la billetera, tengo miedo.
Hay mucho carterista
en estos tiempos.
Y pueden confundirlo
con mil pesos.
O con el plano de un tesoro.
La llave de una casa con piscina,
de una ferrari roja
o un crucero.
Es decir, todas aquellas cosas
que pueden adquirirse con poemas.
Últimamente,
no está para viajar en colectivo.
domingo, 24 de mayo de 2009
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