Cada vez que la Verdad
se parte la cabeza en una escena resbalosa,
el Miedo sale a sembrar reglamentos absurdos
sobre la panza de la Vida.
En tanto el Egoísmo pone la cara en guardia,
un ojo en el plato ajeno y en el propio garras.
Y si un niño cualquiera fosforea su energía por allí,
todos corren a reprimir la futura Revolución.
jueves, 4 de junio de 2009
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